Sueños de realidad

Sueños de realidad
Soñar... siempre soñar.

domingo, 21 de junio de 2015

Un pedazo de mi alma


¿Cómo le explico?
¿Cómo le hago entender
que hay algo que él me roba
cada vez que se va?
Sucede que cada mañana,
al despertar,
presente en mi 
está el dibujo de su cálida sonrisa,
el eco de su resonante voz 
y el recuerdo del tacto
a la textura de su piel.
En el tic tac de los días
interrumpe en mis quehaceres 
su delirio
y esas palabras locas
que riman sin rimar cuando 
risueñas 
salen de su boca.
Me distrae ese recuerdo,
y esa imagen
que detiene mi retina.
Y en su tibio corazón
cada atardecer sucede que me pierdo.
¿Cómo le hago entender
que él no está allá
donde dice estar, 
sino acá
donde no lo puedo alejar?
Y el muy atrevido
comete el delito
de robarme los latidos cuando se va.
Y lo espero.
Todos los días lo espero.
Espero su llegada
para cruzarme con su mirada
y entrelazarme en sus manos
y terminar en sus besos.
Espero ese momento
en el que por fin
me pierdo en sus abrazos.
Ay! cuánto duele saber que se va.
Se lleva consigo
un pedazo de mi
en cada cruce de miradas.
¿Cómo hacerle saber
que se lleva un pedazo de mi alma
en su mano
cada vez que se va?



domingo, 14 de junio de 2015

Carta de un alma a otra


Me atrevo y me arrodillo
ante tu milagrosa presencia,
con el cálido respeto
que mi corazón te abraza.
Venerando lugares recorridos,
recordando rostros dormidos,
y tenues paisajes soñados.
He vivido mil anécdotas
e infinitos sueños sin sentido.
Te he buscado por mares,
cielos, sombras y desiertos escondidos.
Y en bancos desolados,
a la espera de tu llegada
 por siglos me he sentado
en este mundo perdido.
Tantos soles,
eternas lunas
y cada una de las estrellas
lloraron conmigo.
En mis manos traigo
 puñado de solitarias noches
que sin llenar vacíos
jamás dejaron
de añorarte.
Y hoy al fin
aquí tu presencia
ante mis ojos
y mi esencia.
Perdoname la espera
y las ilusiones enteras.
Perdoname las lágrimas
y también las peleas.
Las tristes despedidas.
La enseñanza aprehendida.
Los llantos. Las risas.
Perdoname insomnios
y las mil noches rendidas.
Me arrodillo y te ruego
me perdones la ausencia.
He venido a amarte
y a mostrarte lo aprendido.
A abrazar tus miedos
y besar tus sueños.
A soñar despiertos
y de tu mano, yo he venido.
Ya no habrá
distancias
ni esperas tardías.
Almas iguales
De miradas cristales
Reflejo mutuo
hasta el hastío
de tu alegre corazón
y el mío.